«¿Qué quieres ser cuando grande?»
Esta es la tremenda pregunta que nos hacen desde muy pequeñ@s y que en muchos casos se vuelve un arma de doble filo para construir la carrera que queremos. Lealtades, tradiciones, expectativas sociales y emocionales, son algunos de los ingredientes que se agregan al momento en que se elige el camino y se avanza en una cierta dirección de carrera. ¿Qué tan convencid@ te sientes de estar SIENDO quien quieres ser y de estar HACIENDO lo que quieres hacer?
La semana pasada Alejo tuvo una actividad que enviaron del Kindergarten para realizar en casa. Sacamos el libro y sus crayones y no se imaginan lo que sentí al ver el brillo de felicidad en sus ojos por tener la posibilidad de hacer esta actividad. Me saltó el corazón ♥️ pero también me llevó a preguntarme: ¿En qué punto del camino perdemos ese brillo en los ojos al “hacer” en la vida?
Algun@s me cuestionarían acerca del por qué llegué a esta reflexión en vez de estar disfrutando el momento con él. Sin embargo, quienes ya llevan un tiempo conociéndome saben que la maternidad y la relación con Alejo es una de mis mayores fuentes de maestría e inspiración en temas de desarrollo y liderazgo, así que amo cuando me pasa esto y luego de disfrutar el momento con él, lo plasmo en contenido y soy feliz dos veces!
Reflexionando en estas semanas acerca del tema, llegue a la conclusión que la pérdida del «brillo» en los ojos o de conexión con lo que hacemos y somos, la podemos entender a través de la lógica de la Memoria RAM (sí, la de los computadores y electrónicos). Lo que he aprendido del tema es que la Memoria RAM es un tipo de memoria que te puedes encontrar en cualquier dispositivo y tiene dos características principales: alta velocidad y almacenamiento temporal. Es decir, si apagamos o reiniciamos el equipo la información que se tenía en esa memoria se elimina, pero si no lo hacemos permanece allí acumulándose hasta que ocurra ese momento de apagado o reinicio.
Si vivimos la vida sin reiniciarnos, caemos en la saturación del día a día, trabajamos solo con la información que nos rodea y por cumplir las expectativas externas, sin conectar con nuestra verdadera razón de ser y hacer.
Es decir, seguramente somos muy funcionales y construimos nuestra vida laboral rápidamente, pero perdemos la conexión con lo que realmente nos gusta, con eso que está grabado en nuestra memoria central y que hace parte de nuestra esencia, eso que nos hacía brillar los ojos.
Bueno, pero ¿y qué hacemos?
Te invito a identificar si estas viviendo solo desde la RAM respondiendo estas preguntas:
- ¿Qué tan frecuentemente te «reinicias o apagas» para reconectarte contigo mism@?
- ¿Vives tu día a día desde la Resignación? Ej: Fue lo que elegí. Es lo que me tocó. Mejor malo conocido que bueno por conocer. Es la tradición de la familia, etc.
- ¿Vives tu vida desde el Automático? Ej: Solo existes SIN preguntarte cómo estas viviendo o si quisieras algo diferente para ti.
- ¿Vives tu vida desde el Miedo? Ej: sientes vacío, angustia, incertidumbre por no tener claro otro camino a pesar de sentir en cada una de las células que lo único cierto es que no es donde estás.
Si en este punto la respuesta es que posiblemente estas viviendo solo desde la RAM mi invitación es muy sencilla…
D-E-T-E-N-T-E!!!!
Vuelve a esa memoria central a recuperar lo que para ti es importante y ponte manos a la obra para empezar a vivir conscientemente la vida que quieres y eliges. ¿Para qué continuar solo en RAM, si puedes recuperar ese brillo en los ojos y conexión con lo que haces hoy?
Recibe un abrazo,
Caro Góngora